domingo, 23 de marzo de 2025

Las zapatillas mágicas

El señor de mediana edad entró decidido a la tienda de deportes.
Era un poco regordete, mostrando claramente que el deporte frecuente no era uno de sus hábitos.

Se acercó al mostrador y, sin muchas vueltas, le dijo al vendedor:

—Buenas tardes. Mire... quiero empezar a correr porque estoy un poco subidito de peso. Es por eso que quiero unas "zapatillas de running, con suela con cámara acolchada de aire", y las quiero blancas.

El vendedor asintió con una sonrisa. Estaba acostumbrado a clientes así de directos que, ante la cercanía del buen tiempo de primavera, recordaban de golpe y porrazo que debían empezar a hacer actividad física.

—Por supuesto señor, tengo justo lo que necesita.

Le mostró un modelo tope de gama, perfectamente acolchonado, con la tecnología más avanzada en amortiguación. Y, por supuesto, en un impecable color blanco. 
El señor se las probó y sintió la comodidad en sus pies. Satisfecho, pagó sin hacer más preguntas y se retiró tan raudamente como llegó.

Tres meses después, la puerta de la tienda se abrió de golpe. 
El señor entró con el ceño fruncido y las zapatillas en la mano.

—Quiero hacer un reclamo —dijo, con tono de reproche.

—¿Disculpe? —preguntó el vendedor sorprendido, dejando lo que estaba haciendo.

—Las zapatillas no sirven —insistió el hombre.


El vendedor frunció el ceño, intentando comprender. Mientras observaba las zapatillas preguntó.

—¿Se rompieron las suelas? ¿falló la cámara de aire?

—No —dijo el señor— las zapatillas no funcionan. No he bajado ni un solo kilo.

—Pero... dígame: ¿está siguiendo algún plan de entrenamiento?

—No.

—¿Cuántos días a la semana ha estado saliendo a correr?

—Ninguno.

—¿Al menos modificó su dieta para comer comida saludable?

—Para nada.

—¿Se hizo aunque sea un chequeo médico antes de empezar?

—No lo vi necesario.
 

Hubo un silencio incómodo. El vendedor tomó aire y sonrió.

—Señor, las zapatillas son solo una herramienta. No hacen el trabajo por usted.


El hombre parpadeó, como si nunca hubiera considerado aquella posibilidad.

—Pero… son de running. Y tienen cámara de aire… Y son blancas… Me preocupa que usted como profesional de este servicio no me haya asesorado debidamente en los pasos a seguir.


El vendedor apretó los labios tratando de contener una respuesta impulsiva, y sin perder la paciencia dijo:

—Señor... usted llegó con la clara convicción de comprar unas "zapatillas de running, con suela con cámara acolchada de aire, blancas". No solicitó asesoramiento ni preguntó por un plan de entrenamiento. Si usted tiene la voluntad, las zapatillas están listas para acompañarlo en su camino. Solo falta que empiece a correr.

El señor miró las zapatillas, luego al vendedor y, sin decir más, salió de la tienda. 
Esa tarde, por primera vez, consideró la posibilidad de finalmente ponerse las zapatillas para salir a trotar.


No hay comentarios: