domingo, 8 de mayo de 2011

Ceguera de los banners (Banner Blindness)

Que a las personas no les interesa consumir publicidad no es novedad.
Hace décadas la aparición del control remoto planteó un gran desafío de la publicidad en televisión debiendo adaptarse al zapping.
El televidente pasó de ser un mero espectador que consumía lo que le ponían adelante a tener el control de lo que veía.

En internet la ceguera de los banners es un fenómeno conocido desde hace mucho tiempo.
Probablemente para no consumir publicidad (el mismo motivo por el cual las personas hacen zapping en televisión), los usuarios en internet ignoran los banners. Es como si no existieran.

El eye tracking es un estudio que permite saber que es lo que los usuarios miran en una página web.
En la imagen de abajo pueden verse en rojo las zonas donde los usuarios pasan más tiempo mirando, en amarillo en menor medida, en azul lo que ven muy poco y en gris lo que directamente no fue visto.



Como puede observarse, la mirada se posa en el contenido, no en la publicidad.  Y es que a eso ingresan los usuarios a un web site, a consumir contenido.

Generalmente este comportamiento es desconocido por las compañías que aún hoy continúan apostando a realizar banners cada vez más llamativos creyendo que cuanto más movimiento tengan más posibilidades hay de capturar la mirada del usuario.
Irónicamente es todo lo contrario. Ese comportamiento en los banners es el que permite a los usuarios saber inconscientemente cuales son las áreas y las características de la publicidad web e ignorarla.

Las compañías deben apostar a nuevas formas de llegar a los potenciales clientes, con medios no invasivos tales como las redes sociales o el email marketing con el permiso del usuario, entre muchos otros.


Link relacionado:
Nota del site UseIt.com, de Jakob Nielsen: Banner Blindness: Old and New Findings

viernes, 6 de mayo de 2011

Que feos son los curriculums

Sí, definitivamente los curriculums laborales son feos.

Todos aquellos que en algún momento tuvieron que seleccionar a alguien para un trabajo se habrán encontrado con la dificultad de no conocer nada de la persona que tienen delante.

Un curriculum es frío, no habla de la persona. Apenas si muestra sus logros laborales (si es que los tuvo, ya que muchos no han tenido siquiera la oportunidad de poner a prueba el conocimiento adquirido en los estudios).

Lo que un curriculum no dice es cual es el entusiasmo de una persona, que tanto se compromete con las tareas encomendadas, que tan responsable es, que tan fácilmente entabla relaciones de amistad y/o camaradería con compañeros de trabajo y clientes, como se desenvuelve con los problemas típicos de la vida laboral: ¿se angustia, cede bajo la presión o por el contrario encuentra un desafío en las situaciones complejas?

En definitiva, los curriculums no dicen mucho sobre la personalidad de aquellos con quienes trabajaremos día a día y con los cuales, en algunos casos, llegamos a convivir años.
Hay mucho de inteligencia personal y social que debiera aplicarse a los recursos humanos y la búsqueda de candidatos para cubrir un puesto laborar es uno de esos momentos fundamentales donde no puede faltar ésta capacidad.