martes, 2 de octubre de 2018

El cerebro emocional

El cerebro emocional, de Joseph LeDouxne, no es un libro de lectura pasajera ni de datos generales.
Está lleno de referencias científicas y su lectura demanda mucha atención, pero vale la pena.

En sus páginas se investiga el origen de las emociones humanas y se explica que muchas de ellas forman parte de complejos sistemas neurológicos desarrollados para sobrevivir.
Las emociones se originan en el cerebro a un nivel mucho más profundo que los sentimientos conscientes.

Nuestro cerebro puede detectar el peligro antes de tener la sensación de miedo y desatar respuestas físicas muy concretas: palpitaciones, sudores, tensión muscular.
Nuestras respuestas emocionales están inscritas en circuitos cerebrales pero las cosas que nos hacen reaccionar emocionalmente se aprenden con la experiencia.

El miedo es un mecanismo que detecta el peligro y produce respuestas que aumentan la probabilidad de supervivencia.
Las conductas emocionales, como las de defensa, evolucionaron ajenas a los sentimientos conscientes. Evolucionaron para enfrentarse al peligro de forma rutinaria.

Las respuestas universales al miedo son las siguientes:
  • Huir del peligro 
  • Quedarse paralizado 
  • Agresión defensiva 
  • Sumisión
El peligro puede ser real o imaginado, concreto o abstracto.
La evolución ha dispuesto las cosas de manera que si sobrevivimos a un encuentro con un depredador, podamos servirnos de la experiencia para ayudarnos a sobrevivir en situaciones futuras.

El condicionamiento del miedo no sólo es rápido sino también muy duradero.
Una vez establecido el miedo condicionado no se olvida; el paso del tiempo no basta para deshacerse de él.

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